Una variante del coronavirus que surgió a mediados de 2020 y se convirtió en la cepa dominante en California no solo se propaga con mayor facilidad que sus predecesoras, sino que también evade los anticuerpos generados por las vacunas contra el COVID-19 o la infección previa y se asocia a enfermedades graves y a la muerte, según los investigadores.
En un estudio que ayuda a explicar el espectacular aumento de casos y muertes por COVID-19 en el estado –y que presagia más problemas–, los científicos de la Universidad de California en San Francisco afirman que el conjunto de mutaciones que caracteriza a la cepa autóctona debería marcarla como una “variante preocupante”, al mismo nivel que las procedentes del Reino Unido, Sudáfrica y Brasil.
“El diablo ya está aquí”, dijo el Dr. Charles Chiu, que dirigió el equipo de genetistas, epidemiólogos, estadísticos y otros científicos de la UCSF en un amplio análisis de la nueva variante, que llaman B.1.427/B.1.429. “Me gustaría que fuera diferente. Pero la ciencia es la ciencia”.
Los californianos, junto con el resto del país, se han estado preparando para el aumento de una variante del coronavirus más transmisible procedente del Reino Unido, conocida como B.1.1.7. Pero deberían saber que ya se ha instalado una cepa rival que probablemente sea igual de preocupante y que probablemente representará el 90 por ciento de las infecciones del estado a finales del próximo mes, dijo Chiu, investigador de enfermedades infecciosas y médico.
Las variantes del Reino Unido y de California están dotadas cada una de ellas de capacidades mejoradas, y la probabilidad de que puedan circular en la misma población hace temer que vuelvan a aumentar las infecciones y las muertes, dijo Chiu. También abre la puerta a un “escenario de pesadilla”: Que los dos virus se encuentren en una misma persona, intercambien sus mutaciones y creen una cepa aún más peligrosa del virus SARS-CoV-2.
Las nuevas pruebas de que la variante californiana podría hacer que la gente enfermara más, y que las vacunas fueran menos eficaces, deberían impulsar esfuerzos más intensos para reducir las infecciones, dijo Chiu. Éstos deberían incluir tanto medidas de salud pública, como el enmascaramiento y la limitación de las actividades públicas, como una campaña de vacunación rápida, añadió.
El nuevo análisis está siendo revisado por los departamentos de salud pública del condado de San Francisco y del estado, que han colaborado en la nueva investigación. Se espera que se publique a finales de esta semana en MedRxiv, un sitio web que permite compartir nuevas investigaciones antes de su publicación formal.
A lo largo de cinco meses, a partir del 1 de septiembre, la cepa californiana, a veces denominada 20C/L452R, pasó de estar completamente oculta a representar más del 50 por ciento de todas las muestras de coronavirus que se sometieron a análisis genéticos en el estado. En comparación con las cepas que eran más prominentes aquí a principios del otoño, la nueva cepa parece tener una mayor capacidad de propagación, dijo Chiu.
El grado exacto de transmisión de la cepa californiana sigue siendo una cuestión abierta, añadió. Pero las pruebas de que es más contagiosa proceden de varias fuentes.
Las muestras recogidas en diversos condados y con distintos métodos de recogida sugieren que la variante es entre un 19por ciento y un 24 por ciento más transmisible. Pero en algunas circunstancias, su ventaja fue mucho mayor: En un brote en una residencia de ancianos, B.1.427/B.1.429 se propagó a un ritmo seis veces mayor que sus predecesores.
Los investigadores también discernieron patrones uniformes de expansión de la variante en condados de todo el estado. Cuando las tasas de infección aumentaron, lo hicieron normalmente en paralelo a la creciente evidencia de la presencia de la cepa de California.
La mayor propensión a la propagación de la variante también fue evidente en los resultados de laboratorio. Un análisis de muestras víricas de todo el estado mostró que, en comparación con las personas infectadas con otras cepas de SARS-CoV-2, las que estaban infectadas con la cepa de California tenían cargas víricas en la nasofaringe dos veces mayores.
Eso, a su vez, hacía muy probable que cada persona infectada con la nueva cepa pasara a infectar a más personas.
El genoma de B.1.427/B.1.429 incluye tres mutaciones que afectan a la crucial proteína spike, que el virus utiliza para colarse en las células humanas y convertirlas en fábricas para su propia producción. Una de esas tres mutaciones, denominada L452R, afecta al llamado dominio de unión al receptor, lo que ayuda al virus a adherirse con mayor firmeza a las células objetivo.
Esa adaptación no se ha visto en las variantes del coronavirus que han causado preocupación en otros lugares.
En un laboratorio de la UCSF, los científicos descubrieron que la mutación L452R por sí sola hacía que la cepa californiana fuera también más dañina. Un coronavirus diseñado para tener únicamente esa mutación era capaz de infectar el tejido pulmonar humano al menos un 40 por ciento más fácilmente que las variantes en circulación que carecían de la mutación. En comparación con las denominadas cepas ” silvestres”, el virus manipulado era más de tres veces más infeccioso.
En el laboratorio, la cepa californiana también se reveló más resistente a los anticuerpos neutralizantes generados en respuesta a las vacunas contra el COVID-19, así como por una infección previa por coronavirus.
En comparación con las variantes existentes, la reducción de la protección fue “moderada… pero significativa”, dijeron los investigadores.
Cuando los anticuerpos neutralizantes se enfrentaron a la cepa autóctona, su eficacia se redujo a la mitad. En comparación, cuando estos anticuerpos se enfrentaron a la cepa de coronavirus que ahora domina en Sudáfrica, su eficacia se redujo a una sexta parte de sus niveles habituales.
“Preveo que con el tiempo va a tener un efecto sobre la vacunación”, dijo Chiu. Aunque la magnitud del efecto varió de una muestra a otra y fue menos pronunciada que con la cepa sudafricana, “sigue siendo preocupante”, dijo.
Ominosamente, el nuevo estudio también sugiere que la variante de California podría tener una mayor virulencia.
Esta observación se basa en las historias clínicas de 324 pacientes hospitalizados en la UCSF, una muestra relativamente pequeña. Aun así, los investigadores descubrieron que el 21 por ciento de estos pacientes infectados por B.1.427/B.1.429 tenían más probabilidades de ser ingresados en la UCI que sus homólogos, y tenían 11 veces más probabilidades de morir. Este resultado se mantuvo incluso después de que los investigadores ajustaran las diferencias de edad, género y origen étnico de los pacientes.
Sin embargo, Chiu advierte que este mayor riesgo de muerte puede no ser un signo de que la variante sea intrínsecamente más letal. Más bien, podría ser simplemente un reflejo de que su mayor transmisibilidad hizo que los hospitales se vieran tan desbordados y que los recursos sanitarios fueran tan escasos que se produjeran más muertes, especialmente en el sur de California.
El Dr. Marc Suchard, experto en seguimiento de enfermedades infecciosas de la UCLA, dijo que algunas de las conclusiones del equipo probablemente se perfeccionarán a medida que se secuencien genéticamente más muestras del virus y salgan a la luz más datos.
“Sigue siendo de vital importancia que secuenciemos activamente el virus a medida que se diagnostican casos en nuestro estado”, dijo Suchard, que no participó en el trabajo de la UCSF. “Me alegra ver una colaboración de este tipo entre los académicos y los departamentos de salud pública de California para identificar la aparición de un linaje no identificado previamente”.
